Si uno cree que el deporte de alta competencia no tiene
nada que ver con la política, está completamente equivocado.
Los grandes torneos deportivos de alcance global no solo
son vitrina para los principales cuadros o selecciones del mundo, si no que, a la
vez, participar en estos eventos deportivos significa un enorme prestigio para sus
respectivos países.
Después de las olimpiadas, es el mundial de fútbol
organizado por la FIFA el certamen deportivo más importante del planeta.
Es decir, las selecciones que clasifican a este certamen futbolístico,
para los respectivos países participantes, tiene enorme importancia política, porque
un Mundial de Fútbol, puede hacerlos ver como representantes de Estados
organizados, donde ese protagonismo deportivo es reflejo de un Estado
eficiente, una sociedad dinámica, civilizada, patriota, con alta autoestima, laboriosa
y sana, es decir, pueblos prósperos, ganadores y fuertes.
Posiblemente, todo lo contrario de aquellos países que no
participan, porque podrían tratarse de Estados corruptos y perdedores, débiles,
con clases dirigentes degradadas y pueblos viciosos y sumidos en la ignorancia,
ahogados en inequidad e injusticias, Estados fallidos, disociados o en guerras
internas.
Entonces es evidente, que participar en uno de estos eventos
deportivos ayer, hoy y mañana, será de norme importancia para todos los países del
planeta, así que, en esta “cruda” realidad, las eliminatorias para un mundial
de fútbol, no se trata de un simple “jueguito” en donde lo más importante es participar,
eso será para los cojudos o más ingenuos.
En ese contexto, nos preguntamos. ¿Por qué la sección peruana
de futbol no clasificó al mundial de Qatar 2022?
Desde febrero del 2022 el mundo anglosajón dirigido por Washington
y Londres y sus países que están bajo su órbita se encuentran enfrentados militarmente
a Moscú.
Ese bloque anglosajón para contrarrestar a China en la
zona indo-pacífica han formado el AUKUS que es la alianza militar integrada por
países de habla y cultura inglesa, los más consanguíneos aliados de Washington
y Londres.
Dentro de esta alianza se encuentra Australia que hoy está
en “estado de guerra” contra China. Por estas razones, el país de los Canguros,
no solo se está armando hasta los dientes con submarinos nucleares que le está construyendo
EEUU, si no, también, su pueblo está sufriendo un proceso de psicosocial para “prepararlos”
para la guerra.
Por estas razones, cualquier vitrina mundial va servir
para mostrar a su población como un “pueblo ganador” y “organizado”, para esto,
no se debe perder ninguna oportunidad inclusive la “sorpresiva” participación a
un mundial de fútbol venciendo a un técnicamente “superior” equipo
sudamericano.
En ese contexto internacional, en el denominado repechaje,
a la selección peruana le tocó enfrentar al cuadro australiano.
En Lima, su prensa analfabeta y tercermundista, no percibió
esta atmosfera, celebrando anticipadamente una segura clasificación, lo cual,
no ocurrió. Y era lo más previsible viendo la situación anterior.
Luego del partido entre Perú frente a Australia, todo
hubiera parecido otra derrota más para un cuadro tan irregular como el peruano,
pero, la salida del entrenador Ricardo Gareca, nos dio luces de lo que probablemente
habría detrás de esa estrepitosa eliminación de la selección peruana de futbol
al mundial de Qatar 2022.
Después de husmear meticulosamente el antes, durante y después
de ese partido. Esa derrota tuvo un nombre y ese fue: Ricardo Gareca.
Pocos en el Perú lo dijeron, porque la gran mayoría de la
prensa deportiva peruana siguió el guion acostumbrado del continuismo y de esa fabula
que fue justamente el argentino el único y principal hacedor de la pasada clasificación
al mundial de Rusia 2018.
Todo hubiera seguido así, porque la “mejor hinchada del
mundo” así lo hubiera permitido gracias a la prensa local.
Gareca seguiría en su cargo y pocos en el Perú se
hubieran opuesto. Pero al final salió intempestivamente, ¿o fue echado?
Esa sorpresiva salida seguramente se debió, porque esa
derrota no fue de lo más “limpia”.
Tal vez, Gareca recibió dinero de algún emisario del
cuadro australiano, por esta razón el argentino planteo muy mal dicho encuentro,
justo para llegar a los penales, porque sabía que la cuestión psicológica y emotiva
es la parte más vulnerable de sus dirigidos, lo cual se iba a reflejar en los tiros
al arco errados por los jugadores peruanos.
Seguramente, de estos “arreglos bajo la mesa” se
enteraron los dirigentes peruanos y como no les tocó parte del botín, tomaron
la decisión de alejarlo de la conducción técnica de ese alicaído equipo. Otra probabilidad sería que los dirigentes peruvianos
también estuvieron de acuerdo con esa derrota anticipada porque fueron
presionados por la poderosa política anglosajona, como aquella vez en el
mundial de Argentina 1978, cuando Kissinger y Videla ingresaron
intempestivamente a los camerinos de la selección peruana y los pillaron con
los calzoncillos abajo intimidándolos para ser “goleados” por el cuadro albiceleste
que representaba a un régimen que necesitaba con urgencia ganar ese Mundial por
estos conocidos motivos políticos.
No lo decimos nosotros, lo dicen, posiblemente, los
hechos acecidos recientemente.
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