El negocio sucio global funciona de
esta manera. Cuando un país, supuestamente débil, va afianzando su Estado y en ese camino, casi siempre tortuoso, desarrolla condiciones que pueden
volverlo en el corto plazo, algo autónomo,
los que los mantuvieron con “inversiones” y se llevaron enormes ganancias,
dejando inequidad e injusticias con sueldos paupérrimos para la mayoría de la población nativa, cuando esa bomba
de tiempo está a punto de eclosionar, es el momento, para proceder con la siguiente etapa.
Ahora el objetivo será destruir ese Estado
que a duras penas se había construidó con los desechos de sus supuestos benefactores.
En la historia resiente muchos países
fueron víctimas de estas operaciones. En la década de los setenta y ochenta Argentina sufrió esto; el Perú padeció algo parecido entre 1980 y 2000;
y Siria, que desde el 2011, aun nos sigue dando grandes luces sobre este
tipo de conflictos.
Estos poderosos grupos, para lograr
sus objetivos pueden crear dentro de los territorios del país víctima y “huésped”,
grupos como ISIS en Siria, o Sendero Luminoso en Perú, o los montoneros o la triple A en Argentina, valiéndose de caudillos y extremistas
que se prestan para atizar el fuego en
sus respectivos países de origen.
Una vez que se desencadena la guerra
interna, en la cual, se enfrenta el Estado con el engendro terrorista gestado dentro
de su territorio, esta agrupación subversiva puede tener rostro izquierdista o
de derecha, eso no importa, inclusive darán la impresión de querer llegar al poder, pero en realidad ese no será su principal objetivo, ya que solo fueron creados para desgastar o destruir al estado mediante una guerra sucia y muy destructiva desgastando a la población y la economía del país
receptor.
Al final, los ganadores, o sea los que movieron siempre los hilos, se harán con el territorio y las conciencias de la población
del país que cobijó el conflicto y explotarán por las siguientes décadas sus recursos naturales, invirtiendo en aquellas infraestructuras que ayudarán en
el expolio de esas ingentes materias primas, y si ese estado logra reconstruirse, se retomará nuevamente estas medidas como eterno círculo vicioso.
En el entorno político peruano actual,
en materia de show business, y también
en política, nada ni nadie se hace famoso si antes no tienen el visto bueno de los grandes medios de comunicación que detras estan conocidos grupos potentados, que al final deciden si merece o merecen notoriedad, para esto solo depende
cuáles serán las ganancias o las pérdidas que podrían obtener en el futuro, a corto,
mediano o largo plazo.
A Antauro Humala lo han tenido todo
este tiempo como reservado para algo especial.
Durante todos estos años de reclusión, no ha dejado de tener cámaras, ni han escaseado los minutos de entrevistas en los principales medios locales, poniéndolo casi siempre, como el protagonista, claro, en su conocido papel de amenaza, -que lo es- y hasta lo colocan dentro de esas encuestas como uno de los posibles candidatos presidenciables.
Durante todos estos años de reclusión, no ha dejado de tener cámaras, ni han escaseado los minutos de entrevistas en los principales medios locales, poniéndolo casi siempre, como el protagonista, claro, en su conocido papel de amenaza, -que lo es- y hasta lo colocan dentro de esas encuestas como uno de los posibles candidatos presidenciables.
Después de haber hecho el análisis anterior
y poner todas esas premisas en el asador, nos encontramos con lo siguiente:
Primero: Antauro Humala no es un mesías
andino, ni mucho menos. Para comenzar, no es de pensamiento andino. Él es como tantos otros, un cholo que quiere “mejorar su raza” tratando de embarazar a una blanca,
puede ser una rusa como la que encontró uno de su hermanos o podrá ser una “acriollada”
de Miraflores, pero, está en la misma condición de aculturizado como una gran
parte de peruanos.
Segundo: Antauro viene de una familia
de “vende patrias” o de “apátridas”, su padre fue denunciado en Ayacucho de violar a su empleada quechua hablante, mientras su
madre teniendo rasgos andinos, cuando lo pregona más resalta su apellido y su posible
origen italiano y creo que hasta alguna vez, dieron a conocer que cuenta con un pasaporte de
esa nacionalidad. Entonces, nos preguntamos: ¿Qué “nacionalista andino” puede
salir de esa mezcla, salvo un mercenario, verdad?
Tercero: Su hermano Ollanta, llegó la
presidencia elevado por los medios con una falsa imagen de un valiente
insurrecto, cuando esa misma prensa,
destapó la cruda verdad, que todo ese "levantamiento" en Locumba fue armado ya que ambos hermanos eran fieles seguidores de Vladimiro Montesinos y la dictadura fujimorista.
Cuarto: Antauro Humala reúne las condiciones
necesarias que se acomoda con los que están detrás de esos medios para hacerlo
famoso y llevarlo a la presidencia y provocar el caos y la violencia. Lo que
quede de esta tierra arrasada servirá para afirmarnos que “en rio revuelto
ganancia de pescadores”.
Hoy, nuevamente, esa prensa, esos
medios, que promocionaron ese estado de
miedo y terror con los abimaeles en pasamontañas, y que atormentó a la sociedad
peruana durante los años ochenta y noventa, ahora, nos ponen a un Antauro Humala,
un sicario, un mercenario del caos, un sanguinario y ruin apócrifo andino, que se ha
atrevido a hurtar como el peor “choro”, para hacer mal uso de ellos, los símbolos del Tahuantinsuyo y nuestra cultura
milenaria andina, y estos pendejos que mueven los hilos, lo quieren hacer
famoso, como un burdo y torpe intento para acallar y desprestigiar este pacífico,
natural e innato resurgimiento quechua que se va irradiando por el resto de
estos territorios milenarios.