Iguain hijo de puta, qué hiciste con esa pelota que te regaló
el bávaro idiota, si era el gol
que marcaría la historia y tu
oportunidad para demostrar alguna
categoría, pero la desperdiciaste, porque
careces de la técnica y los nervios de
acero que sí poseían otras generaciones de jugadores como aquel Burruchaga de la final de México 1986.
¿Dónde estás Caniggia? ¿Qué fue de Batistuta?¿Dónde se fueron mis noventas? Agüero no vales nada igual que Lavezzi y ¿Quién coño es Messi?, reducido a una simple estafa publicitaria y líder de esta tropa mediocre que herraron tantos goles en esa definición mundialista como aquella lerda selección local plagada de waldires, sotos y maestris.
¿Dónde estás Caniggia? ¿Qué fue de Batistuta?¿Dónde se fueron mis noventas? Agüero no vales nada igual que Lavezzi y ¿Quién coño es Messi?, reducido a una simple estafa publicitaria y líder de esta tropa mediocre que herraron tantos goles en esa definición mundialista como aquella lerda selección local plagada de waldires, sotos y maestris.
No sé cuánto tiempo ha pasado
desde la final del último mundial de futbol, que esta frustración no se me pasa. Canté ese gol,
se los juro. Lo grité porque lo vi dentro del arco alemán, pero cuando me tranquilice,
me di con la ingrata sorpresa de que todo había sido una grandísima
equivocación, una puta confusión.
El equipo argentino fue más, pero
no lo suficiente como para ir en contra de la fortuna de los delfines de
Hitler. Putin, cómo no los desapareces y acabamos con esto de una vez.
Perdón, quizás estoy exagerando, pero,
es que no puedo quitarme este peso de
encima. A pesar de estos dos meses esta joda
persiste.
Desde aquel partido, he perdido total interés por el
futbol, si bien es cierto que por salud hepática
no veo un solo partido completo de la selección peruana desde finales de los
noventa, igual el campeonato local, que por lo primitivo y mediocre, siempre me ha interesado nada.
Pero lo preocupante es que ahora está apatía, se ha extendido también a la Liga de Campeones y a todo lo relacionado con el hecho de patear una pelota. Es que el golpe ha sido muy fuerte. En la propia Sudamérica, con sus injusticias y nula racionalidad, Alemania, con una delantera de polacos mercenarios se alzaron con la copa del mundo, y a pesar, que diga lo contrario Eddie Fleishman el fastidioso cónsul honorario teutón, ese anónimo que marcó el gol de la derrota argentina, estoy seguro que nunca volvería a embocar en ese mismo lugar del arco, así lo repita mil veces.
Pero lo preocupante es que ahora está apatía, se ha extendido también a la Liga de Campeones y a todo lo relacionado con el hecho de patear una pelota. Es que el golpe ha sido muy fuerte. En la propia Sudamérica, con sus injusticias y nula racionalidad, Alemania, con una delantera de polacos mercenarios se alzaron con la copa del mundo, y a pesar, que diga lo contrario Eddie Fleishman el fastidioso cónsul honorario teutón, ese anónimo que marcó el gol de la derrota argentina, estoy seguro que nunca volvería a embocar en ese mismo lugar del arco, así lo repita mil veces.
¿Messi? ¿Quién es Messi? ¿Quién coño es Messi? Si no es más que la
zapatilla de Maradona. Sobrevaluado demasiado por esas toneladas de publicidad
engañosa. Millones de dólares invertidos para convencer a la masa de que es el mejor de todos los
tiempos, pero que al final resultó siendo solo el simple producto de una eterna incógnita.
Es que es cierto, el balompié
sudamericano se ha estancado y ha perdido identidad frente a la hegemonía europea. El campeonato
ganado por el San Lorenzo ahora se ve tan intrascendente porque el futbol
argentino también se ha reducido a ese nivel. Maradona y su generación, fue el último aliento de un país que guardaba
aun esperanzas en el futuro y que esa dictadura a sueldo fue terminando a golpe
de 30,000 desaparecidos, porque Argentina, si antes fue considerada la
prolongación de esa prospera Europa
occidental ahora es solo el espejo viejo
y gastado de algún país del este de Europa.
Estoy consternado, porque sé
que esa voluntad que sirvió de combustible
para que el Pelusa dejara ingleses regados en el gramado, ya no se volverá a
repetir con esta actual realidad xenófila de la selección rioplatense, marcada
por la astenia y la indiferencia.
Entonces, queda claro, que para este humilde servidor, el buen
futbol argentino ha muerto y por lo que veo,
estará enterrado por un buen tiempo.