Finalizó como terminan aquellas obras teatrales bien puestas, después de los resonantes gritos, insultos, amenazas y gestos de confrontación de supuestos grupos irreconciliables. Esta cuestión de confianza, concluyó como empezó, entre bambalinas y los protagonistas, saludándose y felicitándose, porque todo salió como se esperaba, siguiendo un libreto bien aprendido cuyo guion sigue estando muy alejado de los intereses de las grandes mayorías y favoreciendo a muy pocos.
Mientras las aguas estaban agitadas por
las discutidas decisiones del Congreso Apro-fujimorista
y
la consiguiente Cuestión de Confianza, el Estado Peruano continua perdiendo al año miles
de millones de dólares porque
simplemente aquellos “inversionistas” extranjeros no pagan sus impuestos como deberían, y para
variar, en estos días, sus escuderos, aprovecharon la coyuntura para alarmar a la
población con ese mito de que estos “capitales tan necesarios” serían ahuyentados con un supuesto cierre del Congreso, cosa que no
ocurrió.
Este discurso aconchavado con este modelo político-económico implementado desde el régimen dictatorial de Alberto Fujimori y que martiriza al peruano de a pie por sus deplorables condiciones laborales, a pesar, de haberse cubierto con distintas capas de pintura, sigue siendo una de las principales causas de la actual inequidad y
que la tuberculosis permanezca como un mal endémico dentro de la población peruana, y, mientras la actual Constitución Política continúe permitiendo, con sus vacíos legales,
todo este expolio e injusticias, resulta siendo, al final, el caldo de
cultivo para una corrupción nacida desde que cierto capital se impone sobre la
ética y la moral de la sociedad.
Si mal no recuerdo, el actual presidente
Martin Vizcarra, si está en ese cargo fue gracias a los votos de los grupos
fujiapristas, y fueron justamente ellos, los que más festejaron su nombramiento
como reemplazo al renunciante Pedro
Pablo Kuczynski. Con estos antecedentes hubiera sido extraño verlo cerrar un legislativo plagado de sus supuestos “mentores” o promoviendo cambios sustanciales a todo lo anterior.
Con esta última obra teatral muy publicitada
denominada ahora “cuestión de confianza”, nos dan, más o menos, la idea de qué nos tiene preparado para los peruanos estas dos caras de la misma moneda, este Ejecutivo y Legislativo, dominados ambos por las ideas pro oligarcas y brutal ajuste social. Ambos juegan para un mismo equipo que no viste la camiseta blanquirroja del trabajador peruano, más bien, está de acuerdo con esta política que solo beneficia al gran capital
en desmedro de los recursos naturales y el bienestar de la mayoría de la población.
Los grandes oligarcas están sosegados porque
todo continúa como está, sin ninguna reforma social que alivie el subempleo o
acabe con este nulo “chorreo”, mientras esto ocurre, se crean estos
enfrentamiento entre los supuestos “buenos” y “demócratas” y los “malos” y “totalitarios”,
que al final termina en este tipo payasadas, en donde, se seguirá dilatando los
grandes cambios que nuestro país necesita; en su lugar, se lían como cómicos ambulantes en discusiones bizantinas y reformas intrascendentes, al final, se distrae a
la población con un circo dejándolo todo como al principio, y para tranquilizarlos, no hay
nada mejor que un triunfo de la selección de fútbol justo la noche que finaliza
toda esta murga.
Aparentemente el Ejecutivo y Legislativo
están de acuerdo en llegar mediante todos los medios a las elecciones del 2021,
claro que, este camino no será nada
tranquilo, porque ambos protegen los intereses foráneos, la depredación, el no pago de impuestos de esas grandes mineras, las AFP que
siguen "robando" parte de los sueldos de los millones de trabajadores peruanos,
los servicios públicos que están en una situación deplorable. Estos grupos que dominan el legislativo y
ejecutivo defienden esta especie de hoja de ruta y son los principales
causantes de estos periodos de inestabilidad que sufre cada cierto tiempo nuestro país.
Los peruanos deberíamos tener el
bienestar de los suizos con toda la riqueza que se explota en nuestro país y
que no beneficia a las mayorías, salvo a esos pocos grandes "inversionistas" y oligarcas. Es esta política que incentiva la inequidad y la corrupción la que impide que
los peruanos alcancemos ese bienestar y desarrollo general que por dignidad
merecemos.
Después de esta Cuestión de Confianza solo
queda incertidumbre hacia el futuro, y se cumple las directrices nada halagüeñas
impuestas para estos territorios.
La única esperanza es que somos un pueblo milenario y creemos que en algún lugar del país
deben estar surgiendo aquellos patriotas que seguramente acabaran con todas
estas injusticias, ya que la esperanza es lo único que se pierde.