Este
periodo de transición al pasar de un mundo unipolar liderado por los EEUU a otro en donde
Rusia y China buscan su tajada en el pastel, ha provocado esta crisis y amenaza al descubierto y vulnerable abdomen de algunos países sudamericanos.
Los
peruanos desde nuestra barbarie, pobreza y desventajosa posición, los estragos del primer
gran conflicto global, los pocos que lo
sabían en ese momento, lo leyeron en los diarios; mientras tanto, la Segunda Guerra Mundial lo escucharon a
través de las dos únicas radios que existían, pero, siempre muy alejados de los
combates y devastaciones que se producían en Europa, salvo los enfrentamientos
navales frente a las costas de Chile y
el de las Islas Malvinas de 1914.
Hoy
no sucede lo mismo, porque la puja entre los actuales hegemones ha atravesado
las fronteras del Perú y lo vemos con ese millón de venezolanos que han
ingresado. Su gran numero en un país pobre como el nuestro tan escaso
de empleo y con una tercera parte de su población sumida por debajo de la línea
de pobreza significa un importante agente desestabilizador y muestra lo
peligroso que significa contar con una
diplomacia ingenua o exageradamente torpe.
Lo
que podríamos llamar como la Tercera Guerra Mundial se puede iniciar tanto en Europa Oriental, el Medio Oriente, Taiwán, Corea
del Norte, o aquí cerca, en Venezuela.
Los
bloques enfrentados del Atlántico norte y la zona Euroasiática se encuentran en
una situación similar a la Entente y los imperios centrales de finales del siglo XIX y comienzos del XX, cuando en un conflicto encontrábamos dentro de sus causas la posesión de los recursos y
los mercados. Ahora, no existen ideologías de
por medio como en la época soviética, ahora prima la ganancia del dinero al poseer el dominio de aquellos lugares en donde se explota el petróleo o pasa ese oleoducto. Por estas razones los diferentes tipos de conflictos
que se produzcan pueden desencadenarse hasta en el mismo patio de tu casa y, lo
sensato, para un país como el nuestro que ha sufrido terribles épocas de
violencia que no se diferencian mucho de lo que ha pasado en Siria, sería intentar
alejarse de estos focos de tensión, en este caso Venezuela.
Colombia
ha traído a Sudamérica el enfrentamiento de los actuales bloques
beligerantes al formar parte de la OTAN
como “socio global”, rótulo rimbombante para un televidente acostumbrado a los
realitys y que no percibe cuando un país
subdesarrollado se encuentra ocupado sin derechos a reclamo, obligado a ceder su territorio y sus soldados para una posible invasión de un país vecino y latinoamericano.
En
el pasado siglo XX surgieron los países no alineados y el Perú fue uno de los abanderados,
hoy no se habla de ello.
Cómo
se puede tomar partido exageradamente por
uno de los bandos cuando nuestro país mantiene buenas relaciones tanto con
China, EEUU o Rusia, sobre todo en el ámbito comercial y sin olvidar su triste realidad de sediento importador de petróleo.
Es
que los diplomáticos peruanos que dan la cara cuando se presentan en el Grupo de
Lima no se pueden apartar de esa atmósfera de subordinación al apoyar un discurso
promovido por los que insultan constantemente a los latinoamericanos al querer
construir un muro.
La
historia juzgará a aquellos que están a favor de la guerra en un país
latinoamericano, un conflicto en donde se juegan los mezquinos intereses de las
grandes potencias mundiales.
Es
que lo vemos desde una posición cultural milenaria, como quizás lo vería el Siam del siglo XIX, cuando negociaba con las amenazantes potencias occidentales que presionaban sus fronteras.
El
Perú es un país milenario y creemos que sus más de 5000 años de antigüedad debería
darles sensatez y autoestima a los que
manejan su diplomacia para no dar el patético espectáculo que estamos viendo,
otra vergüenza más, como cuando Leguía entregó el trapecio amazónico por presión
externa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario