España debió mantener ese matrimonio formado con Portugal en el siglo XVI, fue un efímero gran estado que hubiera equilibrado el poder en ese continente con el Reino Unido o Francia.
Proyectos como este, en la historia española, han caído siempre en saco roto al tropezar con unos implacables enemigos, que paradójicamente, siempre han sido los propios españoles.
Esa élite, clase política y clérigos, valiéndose de un pueblo extremadamente cerril y complaciente, han depredado cualquier intento de modernización.
Precisamente, a un par de esos ejemplares, hoy desgraciadamente, los tenemos entre nosotros, haciendo lo que mejor saben hacer, ese oficio de camioneros de telebasura que colabora en cebar con ese tercermundismo mental a muchos compatriotas.
Y esto lo decimos, a propósito, de cómo se coronó a su último monarca Fernando VI.
Fue investido como clandestinamente, encerrado en un palacio blindado hasta los dientes, atemorizado por unos jóvenes que afuera protestaban con sus cabezas rotas, muchos de ellos detenidos, pintando así la investidura de un "antiguo régimen" que hacía agua y que recordaba la coronación que tuvo María Antonieta en Versalles.
De toda esa muchedumbre que históricamente han consentido este atraso frente al norte de Europa, gracias a la globalización y para la maldición del territorio que pisan, algunos de ellos han logrado cruzar el charco para llegar al Perú, no para contribuir con su desarrollo y progreso, sino, para mantener el atraso en nuestra sociedad.
Dentro de toda esa gente indeseable,han destacado dos, como los mejores portavoces de lo peor de España, que quiere decir de Europa. Nos referimos a Antonio Pavón y un tal Santi Lesmes. Ambos, son fieles representantes de aquellos que en su patria a través del tiempo han canibalizado todo intento de progreso y, como si no les bastara el daño que han hecho a su país, hoy los tenemos por aquí cumpliendo la misma tarea que hacían allá. Porque, cuando abren la boca, solo lo hacen para defender la incultura, el trabajo sucio de la holgazanería del chisme, los prejuicios raciales, los fundamentalismos religiosos, y la cobarde y sanguinaria corrida de toros. Inclusive, esa televisión limeña que se asume la letrina misma inclusive ha dado licencia para que el tal Santi Lesmes llame "feo" a un peruano, en su propio país y por las pantallas de televisión a nivel nacional.