Ahora
que lo recuerdo, tenía un gran parecido con el señor Burns, aquel
personaje de los Simpson. Enseñaba la asignatura de Educación por el
Arte y no pasaba ni un solo día en que no
nos recordara que su apellido Centi era
de origen italiano. Si bien nos aprobó el curso por comprar su libro, no dejaba de ser un repulsivo racista. Sus
prejuicios lo cegaban a tal punto que lo
hacía ver como el más cerril e ignorante,
una vez, llegó a asegurar que la ciudad de Arequipa se encontraba en la costa,
y se mostraba seguro y obstinado en su afirmación, a pesar que tenía a sus espaldas el mapa de Javier Pulgar
Vidal en donde se veía claramente que esta urbe con sus 2,335 m.s.n.m., se situaba
iniciando la región quechua.
Era
soberbio y déspota a extremos y renegaba
contra toda aquella persona que usara polleras o tenga aspecto de indio, era un
insufrible fascista seguidor de Mussolini
y extraviado en medio de los Andes, un desquiciado, martirizado hasta sus últimos
días por vivir en una ciudad andina que hasta el final no quiso aceptarlo, como
muchos por aquí.
Es
que la ciudad de Arequipa es andina por donde la mires, a pesar de su centro histórico
que aún conserva ese distante y obsoleto hispanismo. Y justamente, ese carácter
andino, se mostró en las últimas
elecciones regionales.
Esa
mañana el muro que está al costado de ese mal hecho “bye pass” construido por el ex alcalde Zegarra con
dinero de la minera Cerro Verde, amaneció con una enorme inscripción que decía:
“LLICA”.
Ya
habían pasado unos meses desde que nos cancelaron el programa de radio, seguramente
por despotricar en contra de la iglesia y sus monjes, no recuerdo bien, pero,
de todo lo que dijimos en ese programa durante los nueve meses que existió,
cuando había la oportunidad, con evidencias, mostrábamos que la cultura andina
peruana, oriunda, autóctona, nativa, etc., no tenía nada de inferior cuando la
comparamos con la hispana y que los prejuicios en contra de los apellidos
andinos no tenía razón, ya que para un peruano llevar un apellido indígena,
andino u originario peruano debería ser motivo de orgullo. Parece que todo esto caló hondo en muchos, sobre todo, en aquellos políticos que quieren
salir de lo común. Fue lo primero que pensé cuando vi esa inscripción en aquel
muro. Luego lo corroboré en un diario local, en una entrevista del ex alcalde
de Caylloma, cuando afirmaba que sobrepuso su apellido quechua Llica sobre el hispano
Cáceres porque se sentía más identificado con lo andino.
Para
desprestigiar a alguien en este país o te acusan de maricón o de lo contrario de violador, y fue lo que
pasó con Cáceres Llica en esta última campaña electoral, así que no caeremos en
lo mismo, solo trataremos de ser objetivos.
Cáceres
Llica ganó estas elecciones regionales porque supo aprovechar su origen andino
que es el de la mayoría de la población en Arequipa y en el resto del Perú.
No
solo resalto su apellido quechua sino que aprovecho uno sus debates para
revalorar al puma, desconocido para la mayoría de arequipeños que es propio de
la fauna local, y que nosotros, hace
algunos meses, ya lo habíamos afirmamos,
que el verdadero “León arequipeño” no era ese africano que muestra
constantemente el confundido FBC Melgar, sino, ese puma andino, y esto, debería de difundirse y revalorarse en
la ciudad blanca.
En
ese debate, parece que Llica escuchó este clamor y cuando estaba acorralado por
los ataques del contrincante, no tuvo mejor idea que poner en la mesa de
discusión el tema del gran felino arequipeño, dejando a Ísmodes y a toda su
prensa como ignorante y prejuiciosa.
Por
estas razones se produjo el triunfo de Elmer Cáceres Llica.
A
pesar de haber tenido una intrascendente gestión como alcalde provincial de Caylloma,
tuvo la inteligencia de seguir estos consejos, lo cual le ayudaron para obtener
la victoria.
No
cobraremos derechos de autor ni mucho menos, pero es una realidad que cuando
uno rescata en el Perú estos aspectos milenarios el triunfo les estará siempre
acompañando, sobre todo en política.
La
coca nos dice que Elmer Cáceres Llica, una vez en el sillón de gobernador de
Arequipa, tendrá dos caminos, uno predecible y esperado por muchos, el que igualará en inoperancia y torpeza a la saliente ex favorita de los magnates de
la política local, el de los escándalos y ritos demagogos y frívolos, saturado
de persignaciones, rezos y sacrificios a los apus, nepotismo y enriquecimiento
ilícito.
El
otro camino es de asumirse el reto del líder andino, obrando con lucidez y
reciprocidad milenaria con las mayorías, es la senda del estadista, es que el sur
esta agitado, es como si estaría aún vigente el aliento del gran Andrés de Santa
Cruz cavilando para que renazca ese
estado sur peruano y esa Confederación que nunca debió extinguirse.